Las horas murmuraban
el tiempo de espera.
Bajo la silencio de la noche
la luz de la estrella plateada
reflejaba la sonrisa nerviosa
en el charco inerte
de la lluvia pasajera.
Pasos tristes acompañaban
el pausado movimiento
de la sinuosa silueta
recostada en el muro
protegida por el viento,
triste en su lamento.
En esta esquina te conocí
en esta esquina te esperaba
en esta esquina te perdí
por mano ebria
ajena a nuestros sueños.
En mi aún perduran
tus risas mañaneras
tu inocente reposo nocturno
la calidez de tu mirada
el aroma de tu cabello
suelto al viento de la vida.
En esta esquina te conocí
en esta esquina te espero.