Supongamos que te echo de menos...
¿Volverías?
Supongamos
que...no hay día en que no me acuerde de ti, y cada vez que te pienso
tenga que distraerme para poder parar. Supongamos que me atrevo a
decirte algo.
¿Reaccionarías?
¿Crees que merece la pena empeñar mi orgullo? ¿Empeñar la poesía?
Supongamos..
que desaparece aquel mes, aquel fin de semana. Supongamos que aquello
no acabó conmigo. Supongamos que quiero ir de nuevo a la estación e
intentar captar una imagen mientras llega el tren.. y tú con el.
Y
ahora... ahora yo supondré que tú aún no me has olvidado, que no has
borrado ni una sola fotografía mía, ni un solo mensaje.. ni una sola
carta.. que tu intención no era la de alejarme matándome poco a poco.
Que aun queda esperanza, que no la hemos desperdiciado toda..
¿Marcarías mi número?
Son
las cuatro de la mañana de cualquier día de enero y es tu silencio el
único que ahora me despierta al caer la noche. Es tan difícil conciliar
el sueño después de habértelo regalado a ti. A veces pienso en llamarte,
o escribirte para que me lo devuelvas. Echo tanto de menos a la persona
que solia ser antes de conocerte, antes de convertirme en la mitad de
todo, de nada.
Sin ti me sobran la mitad de todos mis
cigarrillos, los cinco minutos de más después de apagar el despertador,
una cucharada doble de azúcar en el café, media botella de butano al
ducharme. Me sobra la mitad de la cama, de la almohada, del sofá. Sin ti
las películas las veo enteras y leer antes de cerrar los ojos ha dejado
de ser mi estrategia para que me quitaras el libro, y siguiéramos con
la poesía debajo de las sábanas.
Y sin embargo, te fuiste.
Y
a mí solo me queda suponer que a ti también te sobran las mismas
mitades, que tú también echas de menos mis manos cuando tienes frío, y
que Madrid es la mitad de bonito sin nuestros besos en mitad de la Gran
Vía.
Sigo parándome delante de cada tienda de libros viejos,
pero ahora sin ti, por si te viera pasar. Sigo notando tu nombre en mi
nuca cada vez que me recojo el pelo y sigo notando tus dientes en la
cicatriz que me dejaste en la clavícula.
Ojalá decir que te grabaste en mi piel a fuego fuera solo una metáfora más.
Ojalá decir que te llevaste mi corazón... no fuese tan real.
Lo
echo de menos, ¿sabes? echo de menos oírlo latir al otro lado de mi
pecho. Acunarlo por la noche y leerle a Salinas para que cogiera el
sueño.
Mi amor,
léele
a
Salinas,
que solo él sabe describir en verso,
lo mucho que a ti..
también
te
echo
de
menos..
4αмσяєร
entre el cielo y la tierra
registro:
...las mejores peores palabras te las dije yo...
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